martes, 24 de abril de 2007

TETRIS Y LA VIDA


Vagando por los diccionarios virtuales me encontré esta definición de la vida y realmente me gusto, desafortunadamente no decia quien la escribió para poder darle su crédito, pero de igual manera, la pego aqui para disfrute de todos.
besos de Mar profundo

Tetris y la vida

El Tetris, aparte de ser un juego fácilmente practicable por cualquier persona, se puede comparar con la vida:

  • En el Tetris, al igual que en la vida nos entregan los mismos materiales que a todos, es tarea de nosotros usarlos de la manera más benefactora, ordenarlos para formar más líneas horizontales y por lo tanto, ganar más puntos.
  • En el Tetris y en la vida no hay gandores, nadie cuando termina la vida o el juego dice "lo logré", lo único que es posible hacer es ponerse una meta (2000 puntos, por ejemplo, o formar una familia) y tratar de superarlo. Siempre en el Tetris como en la vida lo podemos hacer mejor.
  • Esperar una pieza determinada es como esperar un milagro, que nos saliera la barra recta que anhelamos, pero no nos conviene ansiarla, ya que seguimos apilando las otras piezas a un costado y decimos "Ahí viene", pero la barra recta no llega. Mejor es valerse y ocupar lo que tenemos y arreglárnoslas que con eso nada más.
  • Poco a poco la tensión aumenta. La rapidez con la que debes reaccionar es comparable con las responsabilidades que vamos adquiriendo con el pasar de los años, mantener un trabajo, una familia, entre otras cosas. La velocidad aumenta y llega un punto en el que somos incapaces de reaccionar a tal velocidad. De súbito cometemos un error (giramos una vez más de lo que debíamos, no nos movimos a la izquierda lo suficientemente rápido, sea cual sea el error lo pagamos caro, y de pronto nos vemos inútiles para enmendar ese error, no sólo porque no nos sale la pieza adecuada, sino también por que no pensamos tan rápidos como deberíamos. Y un error conlleva a otro, y éste a otros. En ese momento hay sólo dos cosas que hacer, o bien sacar los dedos de los botones para ver como se amontonan las piezas hasta llegar a la cúspide (lo que se considera comparable con el suicidio) o tratar de movernos y pensar tan rápido como no sabíamos que podíamos hacerlo, seguir luchando hasta el final, aunque tal vez sea inútil, pero tenemos esa pseuda-satisfacción en el pecho de "No me rendí".

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