lunes, 23 de abril de 2007

JUEGOS Y FANTASIAS VII

Si tu relación se ha tornado bastante monótona y aburrida, lo único que debes hacer es jugar eróticamente con tu pareja.

Pídele que él se vista de bombero, plomero, jardinero, doctor u lo que quieras. Tu por tu parte deberás contar con una prenda muy sensual, que bien puede ser un negligé de encaje, de preferencia negro o rojo.

Ambos deben jugar a que él va a casa a reparar un desperfecto o porque estas enferma, etc. Tu debes de seducirlo, pero nunca actúes como si lo conocieras, de hecho háblale de tu marido, dile que eres una mujer comprometida, pero que te sientes atraída por él, en fin, lo importante de este juego es que ambos dejen volar su imaginación y lleven sus fantasías hasta el límite.

¡¡¡QUE LO DISFRUTEN!!!

JUEGOS Y FANTASIAS VI


LA FANTASIA FEMENINA

A diferencia de los hombres, que buscan una actividad más exploratoria (promiscuidad, sexo oral activo, personas de diferente raza), las mujeres suelen centrar sus fantasías en aspectos más íntimos, como un lugar romántico al aire libre, una historia de seducción, un beso apasionado o sexo oral pasivo.

Sin embargo, las fantasías de las mujeres también pueden ser más carnales, como practicar posturas y actividades diferentes con su pareja actual, revivir una experiencia sexual pasada, sexo en otras habitaciones, sobre un suelo enmoquetado o en una playa. Una muy común es tener relaciones con dos hombres al mismo tiempo. También les gusta experimentar sensaciones de poder, sometimiento y dominio, cambios de pareja y sexualidad en grupo. Son muy frecuentes las fantasías con otras mujeres, no necesariamente como expresión de una identidad reprimida, sino como búsqueda de una sensibilidad y amabilidad que pueden no encontrar en sus relaciones con los hombres.

Según la doctora Wendy Maltz, las mujeres suelen desarrollar dos tipos de fantasías: las que siguen una trama novelada, con un argumento, personajes y escenas concretas, y las que se limitan a recrear sensaciones físicas relacionadas con el acto sexual, como las impresiones visuales y táctiles.

BISEXUALIDAD


LA BISEXUALIDAD.

La sola mención de la palabra bisexualidad provoca cierta incomodidad y desconcierto. Una opción casi invisible que la mayoría confunde o suma a la homosexualidad, sale a la luz (en sutiles y no tan sutiles destellos) en el seno de nuestra sociedad: en las parejas que se reúnen en algún departamento a practicar sexo grupal, en los hombres casados que recogen travestis y prostitutos en alguna esquina y en esos jóvenes, pálidos y vestidos de negro, que bailan (y se aman) al ritmo de la música gótica en alguna discoteca de la ciudad. (Soledad Ortega)

Bisexualidad es el potencial de estar erótica o románticamente atraído por personas de cualquier sexo. Así mismo, un bisexual es aquella persona que siente una atracción erótica por individuos de ambos sexos.

Sin embargo, definir la identidad sexual de cada individuo no es tarea fácil. Definirla es algo muy personal: muchos individuos que mantienen relaciones sexuales con miembros de ambos sexos pueden no considerarse o llamarse a sí mismos bisexuales. Quizás se consideren más como heterosexuales, o más como homosexuales. Para entender esto podemos ejemplificarlo de la siguiente manera: el hecho de que un hombre tenga contacto sexual con una mujer, no significa necesariamente que ella en particular le atraiga sexualmente. Puede ser que él únicamente quiera guardar apariencias o demostrarse a sí mismo algo. Ahora bien, en el caso de la bisexualidad, se aplica lo mismo: una persona que se sienta ya sea homosexual o heterosexual y tenga relaciones con ambos sexos no es necesariamente bisexual. Esta persona tendrá la identidad que internamente mejor le venga, con la que se sienta más a gusto.

Sucede algo similar en el caso contrario. Puede ser que una persona se considere a sí misma bisexual debido a sus sentimientos por ambos géneros, pero que mantenga relaciones con persona(s) de un mismo género. Aquí se aplica nuevamente lo de la identidad: esta persona se siente bisexual, y aunque tiene una predilección o interés por involucrarse con un solo sexo, su sentir es para con ambos sexos a fin de cuentas. Aquí podría entrar el caso de un bisexual monógamo, lo cual es perfectamente válido, siempre y cuando así lo quiera y decida la persona.

Ahora bien, un bisexual no se siente forzosamente atraído por hombres y por mujeres de igual manera. Una persona bisexual (hombre o mujer) puede preferir las relaciones con mujeres por encima de las relaciones con hombres, o preferir las relaciones con hombres por sobre las relaciones con mujeres, o bien, tener la misma preferencia por ambos sexos, concibiendo el amor erótico en este último caso, como un estado donde no importa el sexo de la pareja, sino su carácter.

Sería simplemente iluso (e injusto) pensar que la bisexualidad no existe o que se restringe a una práctica aberrante y aislada. Como cualquier otro fenómeno humano (sexual o no) existe entre nosotros desde que hombres y mujeres habitan este planeta. Pero, tras permanecer ocultos bajo capas de conservadurismo, ciertos hechos anónimos o negados pasan hoy a ser parte del discurso público poniendo de manifiesto una realidad que (a pesar de muchos) poco a poco se va integrando a la cotidianeidad, aunque a partir de grupos muy cerrados y que no reconocen, como otras "minorías", demasiadas marcas de pertenencia. Los swingers, actualmente tan de moda gracias a notas de prensa y hasta obras de teatro, son una de las aristas de esta opción. Estas parejas generalmente compuestas por profesionales jóvenes y de estrato medio-alto que buscan el intercambio sexual (pudiendo o no incluir entre sus prácticas el sexo entre personas del mismo género) han realizado un “pequeño blanqueo” de una opción estigmatizada como perversa y promiscua.

ZONAS ERÓGENAS



ZONAS ERÓGENAS

Las zonas erógenas son lugares de nuestro cuerpo donde las caricias producen sensaciones placenteras. No se trata de puntos arbitrarios: son aquéllos en los que se concentra gran cantidad de terminaciones nerviosas y gracias a ello responden con una especial sensibilidad ante una estimulación adecuada.

La totalidad del cuerpo humano es una zona erógena, ya que la estimulación de cualquier punto es una fuente de sensaciones placenteras. Además, cada persona posee un mapa erógeno exclusivo y diferente. Por eso es muy importante que cada persona explore su cuerpo y descubra sus partes más erógenas:

El cabello
El masaje del cuero cabelludo produce un relax muy placentero, por lo que resulta recomendable al comienzo y al final del acto sexual. Utiliza los pulgares para dar a tu pareja suaves masajes circulares. También masajea las sienes y el centro de la frente.

Los ojos
Los p árpados masculinos y femeninos están repletos de terminaciones nerviosas que se excitan fácilmente. Los besos, los lamidos suaves con la lengua y las suaves caricias con los dedos, producen sensaciones muy agradables y estimulantes.

La boca
La sensibilidad de los labios aumenta con la excitación haciéndolos muy sensibles al roce y la caricia de otros labios y otras partes del cuerpo. La lengua permite realizar suaves caricias en cualquier parte del cuerpo de tu pareja y es para muchas personas, el vehículo para obtener los juegos sexuales más sensuales y excitantes.
Las orejas

Las orejas son partes del cuerpo muy sensibles, y en contra de la creencia general, las de los hombres suelen serlo m ás que las de las mujeres. Hay dos partes muy sensibles en los dos sexos: el lóbulo de la oreja y la parte trasera. Sin importar el sexo de tu pareja, prueba la siguiente técnica: introduce la punta de tu lengua en el interior de su oreja y traza circulitos. Después lame el lóbulo de la oreja y aprisiónalo entre tus labios, apretándolo suavemente. Puedes repetir los movimientos y alternar con caricias en las otras partes de la oreja con tu lengua y tus labios. También puedes soplar un poco, detrás de la oreja. Si a estas caricias y mimos le añades una dosis de palabras cariñosas y de suaves susurros seguro que derretirán de placer a tu pareja.
Cuello, nuca y hombros

Con las manos o la boca se pueden estimular estas zonas de especial sensibilidad produciendo placenteros escalofr íos. En el caso de que tu pareja sea un hombre, tendrías que proceder con energía, ya que su piel en el cuello es más gruesa, y además, muchos hombres interpretan una boca agresiva como un signo de excitación. A mayor presión sobre el cuello masculino, más placer y excitación le producirás. Si tu pareja es una mujer, besa, lame y acaricia su cuello, y además frota y masajea con suavidad los hombros. Psicológicamente, la nuca transmite una sensación de confianza a quien recibe la caricia, y de ternura al que la lleva a cabo.

Espalda

A los lados de la columna vertebral se localizan una serie de nervios que pueden estimularse de forma muy efectiva por medio oral o manual, siempre en sentido ascendente o descendente. Frente al hueso sacro existe una zona m ás sensible que el resto, donde se juntan espalda y trasero.

Las ingles

Especialmente sensibles en los hombres. Recorre la ingle con los dedos, y haz un suave masaje desde la cadera hasta el interior del músculo. Combínalo con besos en la cara interna del muslo. Recorre con los dedos todo el interior de la ingle en dirección a su pene hasta llegar a la parte inferior de los testículos. Presiona el perineo varias veces. Esta técnica puede ser un excelente preludio al sexo oral.

Muslos
El muslo interior, donde la piel es más suave, es un área muy sensible que puede ser fuente de placer si se acaricia, lame o besa. Prueba hacer frotamientos circulares
Brazos

Una estimulaci ón manual suave en la zona axilar y la cara interna del antebrazo resulta muy placentera, pero siempre que se evite producir cosquillas. Como extensión de la línea mamaria requiere una estimulación muy suave.
La parte interna del codo resulta una zona erógena de carácter secundario y tiene utilidad en combinación con otras zonas, pero no de forma independiente.
Las manos tienen más de 40.000 terminaciones nerviosas esperando a ser estimuladas. Pon la mano de tu pareja sobre tu boca y recorre la palma con sólo la punta de la lengua. Es una sensación inusual y muy excitante. Otra forma es trazar círculos desde dentro hacia afuera (en espiral) sobre la palma de su mano con tus dedos. Sube y baja por sus dedos con sólo las yemas de los tuyos, y acarícialos suavemente. La receptividad nerviosa de los dedos es utilizada continuamente para sentir las texturas, formas y rugosidades de las cosas. Esta sensibilidad los convierte en un medio muy adecuado para sentir el cuerpo de la pareja.

Pechos

El pecho del hombre responde sexualmente pero con menos intensidad que el de la mujer. Los senos de una mujer son muy sensibles sexualmente y se trata de un centro de placer sexual femenino. Los pechos pueden ser estimulados de muchas maneras. Pueden ser acariciados y masajeados, mediante besos, lamidos, etc. Prueba esto: cubre todo su pecho de besos húmedos, de arriba a abajo, y realiza pequeños lametones. Sopla en la superficie húmeda. Esta alternancia entre frío y calor en el pecho resulta muy excitante (también en el hombre). Una practica sexual muy excitante para los dos, es la de masturbar al hombre mediante los pechos de ella, simplemente colocando el pene entre los dos pechos, y apretarlos de manera que el pene quede sujeto entre ellos y realizar movimientos verticales como en el coito. Esta forma de masturbación masculina con la pareja es muy excitante para muchos hombres y mujeres.
Los pezones son extremadamente sensibles tanto en los hombres como en las mujeres. Se pueden soplar, succionar, pellizcar suavemente o apretar entre los labios mientras se le dan ligeros toques con la lengua.

Nalgas

Contienen muchas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas con facilidad mediante pequeñas palmadas o fricciones. En las mujeres, funcionan mejor los masajes que las levantan y las abren que los que las aplastan y cierran. Si tu pareja es un hombre, una vez excitado, puedes volverlo loco de pasión golpeando pellizcando o masajeando su trasero. Si haceis el amor en la postura del misionero, aprovecha y golpea suavemente sus nalgas. Acaricia uno de los puntos favoritos de los hombres, allí donde confluyen espalda y trasero. Usa las dos manos.

Próstata

Es el llamado punto G masculino por las sensaciones tan intensas que produce. La única forma de llegar hacía este músculo directamente es a través del ano, aunque puede estimularse también a través del perineo.

Ano

De gran sensibilidad tanto en el hombre como en la mujer. Se puede estimular mejor con suaves movimientos circulares con la yema de un dedo o con la punta de la lengua.

Perineo

La zona comprendida entre los órganos genitales y el ano es muy sensible a la estimulación y de la cual disfruta poca gente. En el caso de la mujer, esta zona reacciona muy bien a la presión de los dedos o a las caricias circulares. En el caso del hombre, es más sensible aún, debido a que bajo la piel de encuentra la próstata, el llamado punto G masculino. Presiona fuertemente con sólo uno o dos dedos sobre la piel que hay detrás del escroto. No lo hagas más de un segundo. Repite varias veces. La combinación de la estimulación del perineo, a la vez que practicas sexo oral, resulta extremadamente placentera.

Pies

Los pies están llenos de terminaciones nerviosas que proporcionan sensaciones muy placenteras. Hagas lo que le hagas en los pies, procura no hacerle nunca cosquillas. Para empezar, puedes darle suaves masajes en la planta de los pies, empezando por el tobillo y bajando hasta los dedos. Estira y haz masaje en cada dedo. Termina con un masaje en el puente del pie. Evidentemente, aparte de un masaje, puedes atreverte con juegos más sensuales, como chupeteos, lametones, pequeños mordiscos, etc. Un juego sexual que puede resultar muy satisfactorio para los dos, es el de usar los pies para jugar con los genitales de la pareja. Eso si, siempre hay que actuar con mucho cuidado ya que con lo pies no existe tanto control que con las manos. Un punto especial merecen los genitales de ambos sexos, ya que contienen el mayor número de terminaciones nerviosas sensitivas y la estimulación de estas áreas produce las sensaciones sexuales más potentes.

LOS GENITALES

El clítoris

Es la parte más sensible sexualmente del cuerpo de la mujer y la más fácil de estimular. Debe hacerse suavemente y sin precipitación, para que no resulte molesto. Tienes que evitar tocar el clítoris si esta seco, por ello, lubrica con saliva tus dedos antes de tocarlo. La estimulación del clítoris con el extremo del pene erecto del compañero es una sensación extremadamente placentera para muchas mujeres.

La vagina

La entrada de la vagina es rica en terminaciones nerviosas y reacciona con intensidad a toda clase de caricias. Los labios menores de la vagina son mucho más sensibles que los mayores, sobretodo a lo largo de la superficie interior. En la pared frontal de la vagina se encuentra el denominado punto G, terriblemente sensible a la estimulación erótica. Un divertido juego sexual que pueden practicar todas las mujeres a solas o con la pareja es la búsqueda exacta del punto G.

Los testículos

Son extremadamente sensibles. Pueden estimularse con la lengua, mediante suaves lamidos o manualmente mediante caricias. Siempre hay que ir con cuidado y no dar toques bruscos ni golpes.

El pene

Es la zona más sensible de un hombre y por lo tanto donde recibe las sensaciones más intensas y placenteras. Todo el pene es muy sensible, pero hay dos partes que lo son extremamente:

El glande, o cabeza del pene, es extremadamente sensible, sobretodo en su extremo (la corona) ya que es particularmente rico en terminaciones nerviosas.

El frenillo, o también llamado punto V del hombre.

Debido a la extrema sensibilidad de estas dos partes del pene, la mejor forma de estimulación es la oral, ya que el contacto con la lengua es mucho más suave que con las manos o los dedos. Se pueden dar pequeños golpecitos con la punta de la lengua y suaves lamidos dando circulitos encima, alternando con pasadas verticales y horizontales. En caso de que se usen los dedos o cualquier otra parte del cuerpo u objeto, hay que tener la zona bien lubricada para que el contacto sea suave