martes, 13 de noviembre de 2007

EL SUEÑO (RELATO- ULT PARTE)

Y empezamos a movernos lentamente, para seguir mas rápido, mas y mas y aun mas, y mucho mas...
Te sentía fundiéndote en mi, los dos eramos uno, abrazados, unidos, yo dentro tuyo, tu dentro mio... y el fuego nos derretía, eramos acero al rojo vivo, solo para ser uno de dos.
Esa sensacion extraña de no querer que terminara nunca esos gloriosos "7 minutos", esa sensacion de que el tiempo se llevaría en una fracción de segundos el mas esplendoroso orgasmo esparcido en el silencio de la noche oscura.
Aquí frente a mi, un extraño... dos extraños saciándonos de la lujuria mas libido que jamas había experimentado con hombre alguno.
En esos segundos que el tiempo me robo, quise detenerlo, cerré mis ojos, apreté los labios para no llorar, porque sabia que era imposible, demasiado imposible...
Me ahogo el llanto, me invadió la pena, no quería que te despegaras de mi, pero no fue así, te separaste, y trate de ver tus ojos, quizás parte de lo que podía percibir porque el gorro de lana te cubría bastante y la bufanda enredada en tu cuello solo asomaba tus labios, esos que tan fervientemente me habían besado.
Saciado de sexo, te acomodaste tu ropa para después hacer lo mismo con la mía, atónita miraba tus movimientos, sin saber que esperar.
Esperar... que?
Me recorriste con tus manos el rostro, posaste tu dedo índice en mis labios y comenzaste a delinearlo, sin mediar palabras solo deje que tu exploración deleitara mis sentidos.
Acercaste tus labios a mi mejilla, me diste un beso, y cuando estabas por marcharte te tome de un brazo, y te bese la mano.
No lo pensé, solo fue la reacción instantánea de una perra agradecida a su amo.
Y cuando diste la media vuelta para marcharte, me prendí de tu hombro, gire tu rostro para descubrirte lo, y pude ver tu rostro.
Ahí desperté del sueño... porque despertar en ese momento?
Sentí una mano sobre mi hombro y una voz me llamaba delicadamente al oído, reaccione y me di cuenta de que todo era un sueño, un sueño en el que estabas presente, un sueño en el que te soné tan vividamente que parecía tan real, como el aire, el viento o el fuego.
O como el mismísimo infierno, o quizás el paraíso.
CIELO INMENSO