martes, 8 de enero de 2008

DISFUNCION DEL DESEO- 2DA PARTE


¿La crisis económica trae disminución del deseo sexual?

la crisis económica afecta la respuesta sexual de quienes la padecen, ya sea porque están desocupados o, en su defecto, porque deben dedicar más horas a su trabajo. Sin lugar a dudas, un individuo exigido, angustiado o deprimido por la incertidumbre e inseguridad socioeconómica, puede ver afectado su erotismo. Si bien no estoy en condiciones de asegurar que, en la actualidad, existan más individuos con disminución del deseo sexual, una simple deducción podría llevar a esa conclusión.
De todos modos, la experiencia en el consultorio me ha permitido observar que el fantasma del desempleo afecta doblemente a los varones. Por un lado lo sufre quien está desempleado y, por otro, quien tiene trabajo pero teme perderlo. En este último caso suelen aceptarse condiciones que, en otros momentos, hubieran sido inaceptables, como la rebaja arbitraria del sueldo o el aumento de su jornada laboral y todo tipo de recortes en los derechos. Esto llevaría a la pérdida de la autoestima y a un derrumbe progresivo de la libido.


Pero acaso no se ven los casos contrarios?

En el extremo opuesto vemos a quienes el trabajo les demanda una dedicación absoluta, algunos denominaron a estos como workalcoholic, verdaderos adictos al trabajo. En algunos de estos casos, los individuos erotizan otros aspectos de su vida: se libidiniza la profesión, el éxito, la imagen empresarial o profesional, la posesión de dinero, y se relega o relativiza el plano amoroso. El homo faber ha triunfado sobre el dios Eros.
Más allá de los casos particulares, existe en la sociedad una tendencia a valorizar los aspectos materiales y externos, antes que aquellos que podrían suponerse primarios o esenciales: quizás lo fálico de un varón no esté tanto en su genitalidad como en el poder que posee, ya sea económico o político y en el ostentar un coche, un yate o una mansión. Una posición encumbrada subyuga más que el compromiso afectivo y la entrega amorosa, aspectos que llegan a verse como una cierta pérdida de tiempo.
Podríamos hablar entonces de un erotismo del éxito. Orson Welles, en su memorable película El ciudadano, nos muestra que si alguien se decide a alcanzar el éxito y el poder como única meta, podría lograrlo. Pero nada debería desviar su atención de ese propósito excluyente, llámense amistades, familia, afectos, ideales y ciertos parámetros éticos; dentro de esta lista el amor es un elemento más a dejar de lado. En un tratado sobre la depresión, el psiquiatra español Castilla del Pino, señala algo bastante ilustrativo: "es común que un individuo se suicide por la pérdida de su empresa, por la ruina económica, pero no es tan común que se quite la vida por la pérdida de un hijo".
La rutina matrimonial incide?

En muchos casos la convivencia puede enfriar el deseo sexual: la rutina, la chatura, el hastío, los conflictos conyugales pueden llevar a una inhibición del deseo sexual. Se puede seguir amando a la persona pero no verla ya como objeto de deseo. Muchos cónyuges mantienen relaciones sexuales sólo para cumplir con sus deberes maritales, pero no las desean ni las disfrutan. Pero no es una ley, como afirman algunos, que siempre se pierda la atracción sexual dentro del matrimonio: hay parejas que, sorteando las distintas crisis, han sabido mantener a flote su intimidad y siguen gozando a través de los años.
La impotencia no esconde una pérdida del deseo?

Es común detectar un DSI encubierto en cuadros de impotencia, vale decir que el varón no tiene una buena erección porque, en realidad, no logra excitarse. Consultan por una disfunción erectiva pero esto es secundario a una ausencia de ganas. Saber diferenciarlas es importante porque la orientación terapéutica variará según sea una fase u otra la que esté alterada.
Antes, la falta de deseo se asociaba a las mujeres que evitaban los encuentros, por tener dificultades en excitarse o en lograr el orgasmo. En la actualidad también algunos varones ponen excusas cuando son requeridos por sus esposas; es decir que, ante la falta de deseo, dan rodeos y no plantean el inconveniente. Muchos se escudan en el argumento del estrés o del cansancio laboral para evitar la relación; en cierta forma puede ser valedero, pero no lo es cuando se utiliza como pantalla para encubrir otro tipo de problemática.
Hay elementos psicológicos que caracterizen al varón con DSI?

Respecto al DSI en los varones es bueno señalar que también puede deberse a:
§ Fobias que se manifiestan en un aparente no siento interés, pero que esconden miedos: a la mujer, a la penetración, a ser atrapado, a enamorarse y perder la libertad.
§ Ahora vemos con frecuencia los llamados ataques o desórdenes de pánico: crean una sensación tan angustiante, opresiva y restrictiva que pueden anular totalmente la vida erótica. Si bien son cuadros severos que se viven con dramatismo tienen buena resolución con los tratamientos combinados de psicofármacos y psicoterapia.
§ Represión debida a una educación sexual cerrada, o a conceptos religiosos muy arraigados en la infancia, donde imperaban la culpa y el castigo por el pecado de ser sexuados.
§ Fracasos amorosos, o más concretamente sexuales, también pueden inhibir el deseo.
§ Las personalidades obsesivas o el llamado TOC (trastorno obsesivo compulsivo) pueden llegar a bloquear o anular casi totalmente su vida erótica.
§ El miedo a fracasar durante el acto, ya sea por eyacular precozmente o por no poder conformar a una pareja muy exigente, puede llevar al varón a decir no tengo ganas, en vez de decir tengo miedo.
§ Obviamente muchas estas situaciones las vemos con mucha frecuencia en mujeres.

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