Tuve la tentacion de quitarte el gorro que cubría además de tu cabeza casi todo el rostro, pero me reprimí, pensé en no verte a la cara, me seguía excitando y exaltando mas, el saber que un desconocido me estaba haciendo sexo oral y acababa de tener mi primer orgasmo en su boca...
Fue realmente increíble, la adrenalina salia de los poros a borbotones, era placentero y hervía como olla en ebullición.
Sera tal vez por ello que estaba dispuesta a llegar a mas, y quise retribuirte haciendo lo mismo, pero cuando quise bajar a la altura de tu entrepierna otra vez me detuviste, y me arrinconaste una vez mas contra la pared, casi axficiandome con el peso de tu cuerpo que me apretujaba sin dejar siquiera mover mis manos y mi cuerpo.
la sensacion era rara y extraña, pero a medida que pasaban los minutos me iba gustando aun mas.
No tenia tiempo a reaccionar, porque tu boca se debatía en devorarme desde el cuello hasta mis pechos, ansiosos de lengua y saliva.
Me sentía una perra en celo, queriendo ser penetrada de una vez.
De pronto me hicistes girar quedando con la cara contra la pared, y alzaste mis ropas lo mas que pudieron tus manos, para sentir como tu lengua aun mas caliente, lamia mis muslos y mi cola, hasta llegar donde querías precisamente excitarme aun mas.
Ese beso negro que me practicabas se sentía delicioso, cuando de pronto me sorprendi de como tu lengua iba lamiendo y tratando de ensanchar ese orificio casi prohibido.
Mientras una de tus manos pasaba por medio de la entrepierna para tocar mi clítoris otra vez rígido al roce de tus caricias.
Todo este juego era deleite puro, pero yo quería sentir tu miembro, y te hacias rogar demasiado.
Cuando menos lo imaginaba, sentí un empujón dentro mio aprisionando mi cuerpo contra la pared, y tu miembro caliente, rígido y duro como vara de metal ardiendo me introducias sin piedad por el recto.
Empujabas cada vez con mas fuerzas, y a pesar del dolor que me ocasionaba, me excitaba cada instante mas, me estaba quemando viva, y ardía en el fuego de tus espasmos.
En mi oído pude sentir tu respiracion agitada, tus suspiros y tus gemidos.
Me lamias la cara, y tratabas de mantener mi boca pegada a la tuya.
Tu mano en uno de mis pechos aprisionandolo, y la otra en la cadera para asirte tomando envión cada vez que me empujabas mas adentro.
Sentía que me descomponía del dolor y del placer al mismo tiempo, que sin darme cuenta ya estaba teniendo otro orgasmo acompañado del tuyo que sonó a grito de goce final.
Pude sentir como tu semen tibio se desparramaba por dentro y fuera de mi cuerpo.
Con brusquedad me diste vueltas para comenzar a besarme salvajemente, casi tratando de arrancar mis labios.
Entonces compren di lo excitado que aun estabas, lo cual me producía ansiedad por querer que me volvieras a penetrar, y como casi leyendo mi mente, me separaste las piernas y las subiste a tu cintura, para ahora metérmelo hasta el fondo de mi vagina.
Y empezamos a movernos lentamente, para seguir mas rápido, mas y mas y aun mas, y mucho mas...
CIELO INMENSO
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