Una de las mayores fuentes de la inseguridad sexual se relaciona con las expectativas y los mandatos de la cultura relativos a lo que “debería suceder” durante el sexo o cómo “tienen que ser las cosas”.
La publicidad y los medios en general nos bombardean con mensajes que nos indican cómo “debe ser” el cuerpo de una mujer o de un hombre para ser atractivos y deseables. Cómo es una relación sexual “perfecta”.
Cualquier alternativa que no se adapte específicamente a dichas características es socialmente rechazada. Esta presión social es una de las causas más importantes de las dudas y las inseguridades.
Además de las altas expectativas que depositamos sobre nuestro funcionamiento y las relaciones.Pero además, hay otra causa muy importante, que tiene que ver con una dificultad para respetar los ritmos naturales de los procesos y de los vínculos.
Muchos hombres creen que deben tener relaciones sexuales con cualquier mujer disponible aunque no esté demasiado seguro de que le guste.
Lógicamente, es posible que su cuerpo no responda como a él le gustaría, entonces se produce la anticipación de las dificultades en la erección, porque no sabe si funcionará y si todo estará bien y eso genera un círculo vicioso cada vez más difícil de resolver: efectivamente no tiene la erección esperada y eso lo deprime y luego se siente inseguro de que vuelva a sucederle, y así entra en un surco difícil de abandonar.
Las mujeres, por su parte, por el miedo a perder a un hombre, pueden hacer dos cosas: o se apuran en tener relaciones sexuales completas, cuando su cuerpo aún les dice que no es momento, que necesita más tiempo para conocerlo y estar segura de que le gusta y eso produce que su cuerpo se cierre y entonces “no sienten” (no se excitan o no logran conectarse con sus orgasmos). O temen que el varón las considere “poco femeninas o demasiado lanzadas” y entonces se vuelven pasivas y estáticas en sus relaciones sexuales.
Otra de las causas fundamentales de las inseguridades es la falta de comunicación. Muchas parejas (estables u ocasionales) no suelen hablar de sexo, de sus necesidades, de sus fantasías. Y esperan que el otro adivine lo que quieren o lo que les gusta.
Y el otro, que todavía no encontró la bola de cristal, hace lo que puede. Y la primera persona piensa “pero ¿por qué no me acaricia donde yo quiero?” y se frustra porque no le gusta y la otra persona percibe el disgusto y cree que hizo algo mal
Cada persona es única y le gustan cosas distintas. El juego en pareja se trata de conocerse y disfrutarse. Hay que hablar, sin herir ni descalificar.
En general, las inseguridades se relacionan con el “rendimiento sexual”: tener una erección cuando se la espera, alcanzar el orgasmo, los tiempos que dura la relación sexual, la forma de relacionarse con el compañero (el miedo a “es aburrido o mecánico” o “no toma nunca la iniciativa”).
Los motivos presentes en las consultas es la diferencia de necesidades de frecuencia sexual en las parejas. Uno de los dos quiere tener relaciones más seguido o más veces que el otro y eso produce muchas inseguridades en ambos. El que quiere mucho porque siente (o teme) que al otro no le gusta tanto y el que quiere menos, el miedo de que el otro vaya a buscarse otro/a compañero/a sexual.
Otro motivo importante son los celos. Cuando una persona está en pareja, estas inseguridades mutuas comienzan a jugar en una danza de relación entre ellas. Se genera una especie de equilibrio (no siempre saludable) en el que la inseguridad de uno se ve potenciada o suavizada por la seguridad o inseguridad del otro. Si ambas ven lo que está sucediendo, es posible cambiar el patrón de relación. Pero si no, puede convertirse en un círculo vicioso.
En cuanto a las personas con vínculos ocasionales, cada vez que comienza una relación tiene que empezar de nuevo, a conocer a esa persona, y ver quién es y cómo se relaciona con sus propias inseguridades. Este desconocimiento puede generar una inseguridad adicional (“no sé cómo el otro tomará mis propias inseguridades y si me aceptará como soy”). Entre estas personas otro motivo de inseguridad, al no conocerse, es “¿volveremos a vernos?”, “¿le habrá gustado?”.
Esto solamente puede disminuirse con el tiempo y el conocimiento o bien potenciarse con la inseguridad del otro, si no se trabajan
(Fuente:Por Lic. Verónica Kenigstein de la pag: enPlenitud.com)
2 comentarios:
La idealizacion de la pareja unida a una educación sexual nula te pueden llevar a que te cagues de miedo y no des la talla.
Papa nunca te dijo lo que tenias que hacer, las pelis porno solo te ayudaron a pasar el rato y tu novia desnuda te impone como Claudia Schiffer esa ecuación crea hombres inseguros. Demasiado respeto a la pareja, en el sexo hay que ser guarrete, imaginativo y dejarse llevar.
NO LO DUDO SR BATEMAN LA IMAGINACION LO ES TODO.
LA FANTASIA Y EL RATONEO AYUDA Y MUCHO!! A NOSOTRAS LAS MUJERES (LAS SINCERAS) DEMASIADO.
LAS MENTIROSAS NUNCA CONFIESAN LA VERDAD, HASTA NI TIENEN FANTASIAs SEXUALES!! JEJEJEE
A VERRRRRR Q MENTIROSAS O Q FRIGIDAS!
SALUDOS CARIÑOSOS
CIELO INMENSO
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