La más prohibida de las fantasías
El término “club de adultos” es un eufemismo de club de sexo o club swinger. Antes de zambullirnos en este mundo, cabe aclarar que todos los clubes son diferentes y que el intercambio de parejas no es, precisamente, algo obligatorio. Esto quiere decir que, a pesar de estas variantes, todos los clubes deberían permitirles —a tu mujer y a ti— rechazar ciertas actividades. No tendrás que compartir a tu pareja en forma obligatoria, aunque si te excitas observando los encuentros de otras personas, entonces podrías decidir sí hacerlo. Tú y tu pareja pueden involucrarse en cualquier actividad —la mayoría los clubes tienen sectores privados para parejas, si deseas algo más de intimidad— mientras miran a otras parejas en el espacio abierto a través de un vidrio. De esta manera, tanto los voyeuristas como los exhibicionistas pueden jugar al mismo tiempo.
Debes saber, en cualquier caso, que el intercambio de parejas es frecuente en muchos de estos sitios. Averigua las reglas del club antes de ir. Posiblemente, te convenga hacer una visita de reconocimiento antes de que se abran las puertas al público. Habla con el gerente, los administradores, o con cualquiera que pueda darte la tranquilidad que necesitas —sobre todo si se trata de tu primera vez allí—.
Antes de seguir, algunos conceptos breves sobre el intercambio de parejas:
Muchas personas insisten en que es una forma de infidelidad.
Muchos afirman lo contrario, ya que se trata de un acto consentido, y que ambas partes de la pareja han revitalizado su vida sexual de esta manera.
El intercambio de parejas en los clubes no es para todo el mundo, y muchas parejas que fracasan allí consiguen hacerlo con éxito en el hogar.
Un aspecto básico de la sexualidad es que lo que funciona para una persona podría no ir tan bien para otra. Y esto está bien. Algunos encuentran absolutamente excitante mirar los juegos amorosos y sexuales de otras personas, pero, si a ti te hace sentir incómodo, será mejor que no lo hagas. Ni siquiera será necesario que abrigues la idea de hacerlo. En cambio, si tú y tu pareja acuerdan en participar en alguna de las actividades, lo recomendable será que primero tengan una buena conversación. Es preciso especificar las intenciones de cada uno y considerar todos los posibles resultados. En cierta forma, esto es como una especie de caja de Pandora —no tienes idea de cómo reaccionarás al ver a tu pareja con otra persona—. Es decir, puedes tratar de predecir tus sentimientos, pero no hay forma de asegurar que las cosas salgan cómo las habías previsto. Tal es así que muchos prefieren guardar estas fantasías por el resto de sus vidas.
Por otra parte, será una obligación para ambos establecer los límites del juego. Deja en claro que tu relación es la prioridad número uno y deja en claro lo que quieres que ocurra y lo que no. Si tu pareja no tiene problemas con que beses a alguien pero tú no te sientes cómodo con la situación inversa, entonces deberás hacérselo saber. Todo debe ser acordado antes de entrar en el club. Por otra parte, considera especificar una palabra que puedan usar en momentos que sientan incómodos con algo. Si uno de ustedes emplea la palabra, todo deberá detenerse, sin hacer preguntas.
Si bien es lógico anticipar los límites y las expectativas —vale la pena volver a decirlo—, no hay forma de anticipar cuánto podrás manejar ni qué reacciones tendrás. Tal vez, tu pareja se enoje cuando voltees a mirar a otras personas, tú podrías perder los estribos al verla besarse con otra persona o, en una de esas, ambos se sientan completamente excitados con el cuadro de situación.
En cualquier caso, tu relación siempre es la prioridad, y ambos deberán pensar en hacer lo mejor para la relación a largo plazo. ¿Son 20 minutos de diversión un riesgo para el futuro de ambos? Para algunos sí lo es, mientras que otros consiguen hacer de esto algo enaltecedor. Muchos insisten en que sus vidas sexuales necesitaban una vuelta de tuerca, y en el club de adultos fue donde la encontraron. Sin embargo, procede con cuidado. Está bien explorar y experimentar, pero siempre debes tener los ojos bien abiertos e intentar anticipar los posibles resultados.
Debes saber, en cualquier caso, que el intercambio de parejas es frecuente en muchos de estos sitios. Averigua las reglas del club antes de ir. Posiblemente, te convenga hacer una visita de reconocimiento antes de que se abran las puertas al público. Habla con el gerente, los administradores, o con cualquiera que pueda darte la tranquilidad que necesitas —sobre todo si se trata de tu primera vez allí—.
Antes de seguir, algunos conceptos breves sobre el intercambio de parejas:
Muchas personas insisten en que es una forma de infidelidad.
Muchos afirman lo contrario, ya que se trata de un acto consentido, y que ambas partes de la pareja han revitalizado su vida sexual de esta manera.
El intercambio de parejas en los clubes no es para todo el mundo, y muchas parejas que fracasan allí consiguen hacerlo con éxito en el hogar.
Un aspecto básico de la sexualidad es que lo que funciona para una persona podría no ir tan bien para otra. Y esto está bien. Algunos encuentran absolutamente excitante mirar los juegos amorosos y sexuales de otras personas, pero, si a ti te hace sentir incómodo, será mejor que no lo hagas. Ni siquiera será necesario que abrigues la idea de hacerlo. En cambio, si tú y tu pareja acuerdan en participar en alguna de las actividades, lo recomendable será que primero tengan una buena conversación. Es preciso especificar las intenciones de cada uno y considerar todos los posibles resultados. En cierta forma, esto es como una especie de caja de Pandora —no tienes idea de cómo reaccionarás al ver a tu pareja con otra persona—. Es decir, puedes tratar de predecir tus sentimientos, pero no hay forma de asegurar que las cosas salgan cómo las habías previsto. Tal es así que muchos prefieren guardar estas fantasías por el resto de sus vidas.
Por otra parte, será una obligación para ambos establecer los límites del juego. Deja en claro que tu relación es la prioridad número uno y deja en claro lo que quieres que ocurra y lo que no. Si tu pareja no tiene problemas con que beses a alguien pero tú no te sientes cómodo con la situación inversa, entonces deberás hacérselo saber. Todo debe ser acordado antes de entrar en el club. Por otra parte, considera especificar una palabra que puedan usar en momentos que sientan incómodos con algo. Si uno de ustedes emplea la palabra, todo deberá detenerse, sin hacer preguntas.
Si bien es lógico anticipar los límites y las expectativas —vale la pena volver a decirlo—, no hay forma de anticipar cuánto podrás manejar ni qué reacciones tendrás. Tal vez, tu pareja se enoje cuando voltees a mirar a otras personas, tú podrías perder los estribos al verla besarse con otra persona o, en una de esas, ambos se sientan completamente excitados con el cuadro de situación.
En cualquier caso, tu relación siempre es la prioridad, y ambos deberán pensar en hacer lo mejor para la relación a largo plazo. ¿Son 20 minutos de diversión un riesgo para el futuro de ambos? Para algunos sí lo es, mientras que otros consiguen hacer de esto algo enaltecedor. Muchos insisten en que sus vidas sexuales necesitaban una vuelta de tuerca, y en el club de adultos fue donde la encontraron. Sin embargo, procede con cuidado. Está bien explorar y experimentar, pero siempre debes tener los ojos bien abiertos e intentar anticipar los posibles resultados.
(fuente: en plenitud.com)
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