viernes, 4 de mayo de 2007

NOS MIRAMOS (POEMA)


TE MIRE,
Nos miramos.,
vidrios de por medio pero nuestras miradas se alcanzaron,
el micro en movimiento, frena, arranca, para, avanza.
El tuyo a nuestro lado lo imita, van pegados;
te mire,
me miraste,
y volvimos a cruzarnos.
Agachaste la cabeza y te seguí observando,
cuando alzaste la vista aun seguían mis ojos en vos posados,
sonreíste, habrás pensado? – que descaro!
No me importo hacerlo si me regalaste la sonrisa y tus ojos claros.
Me miraste e imagine: porque no estaré del otro lado,
quizás viajando en el mismo micro ni te hubiera observado.
Frente a frente y tan distantes,
asfalto que se interpone,
un mundo de veinte asientos,
con gente desconocida habitándolo,
y nosotras compartiendo, sin ocultarnos.
Quizás el mismo destino,
o bajaras y te perderás en las calles del otoño desolado.
Pose la vista en tus labios,
quisiera arrancarte un beso,
o mordértelos hasta sangrarlos.
No se que estarás pensando,
ahora te pusisteis seria,
quisiera saber que hago?
Moviste los labios,
no pude descifrarlo,
deja quiero intentarlo.
Será verdad lo que entiendo,
será verdad me estas llamando?
Corrí por el pasillo, toco timbre y me bajo,
el tuyo siguió su rumbo,
me paro en la esquina esperando,
camine unos cuantos metros y me resigne a tus labios,
sin pensar mas que en tus ojos,
me tomaste por asalto,
no se de donde saliste,
ahora de frente sin vidrios de por medio,
las dos ahora estamos.
Te regale mi sonrisa,
y vos, un beso tierno y largo.
Oscura estaba la tarde,
aun seguía lloviznando,
un aguacero se hizo presente,
y como locas corrimos a refugiarnos.
En una desierta calle apoyadas contra un árbol,
tuvimos sexo caliente, ardiente , descontrolado.
Aun no se tu nombre,,
y yo , ya ni se como me llamo.
Con un beso de despedida
nuestro encuentro sellamos,
y en el aire quedo el recuerdo,
y saber que no volveremos a encontrarnos.
Nuestros caminos se bifurcaron,
quise volver atrás,
pero sabia que lo imposible estaba de nuestro lado.
Por dentro me remordí diciendo:
“esto mejor olvidarlo”
Proseguí mi marcha sin voltear,
ni saber si me estabas mirando.
Otra vez volví a pensar:
nunca le pregunte su nombre y ahora como hago?
Cuando en las noches tristes quiera soñar a tu lado,
quizás te llamare solamente:
“la mujer de los ojos claros!”
CIELO INMENSO

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