VERLA asi tan resplandeciente me envolvía una halo de excitación incontrolable, solo quería estar junto a ella en su mundo y ser participe de el.
Cada movimiento que ella realizaba con sus manos, yo los iba imitando pausadamente, deliciosamente, disfrutando palmo a palmo, con sabor a placer, con sabor a lo prohibido que me excitaba cada vez mas, verla allí reflejada me hechizaba a quererla poseer, y sentirme su esclava, que pidiera, y yo como una perra obediente, acatando sus ruegos, brindándole todo el placer.
Cada movimiento que ella realizaba con sus manos, yo los iba imitando pausadamente, deliciosamente, disfrutando palmo a palmo, con sabor a placer, con sabor a lo prohibido que me excitaba cada vez mas, verla allí reflejada me hechizaba a quererla poseer, y sentirme su esclava, que pidiera, y yo como una perra obediente, acatando sus ruegos, brindándole todo el placer.
Que ella gozara retorciéndose hasta el mismo extremo en que lo hacia yo, reflejada como su mismísimo retrato en el espejo pero en un balcón vecino.
Morderla hasta hacer sangrar sus labios y beber ese delicioso brebaje mezcla de sangre y saliva, lamerle los pezones, y degustarlos con placer como un manjar servido para los dioses, fundirme adentro suyo, con piel y carne, con alma y cuerpo, con sentimiento, quizás con amor
Morderla hasta hacer sangrar sus labios y beber ese delicioso brebaje mezcla de sangre y saliva, lamerle los pezones, y degustarlos con placer como un manjar servido para los dioses, fundirme adentro suyo, con piel y carne, con alma y cuerpo, con sentimiento, quizás con amor
Anudarnos en un revoltijo de piernas, clamando por tomar el control, y dejarme poseer una y otra vez, tomar sus manos y conducirlas al punto extremo, ese mismo en el cual yo detenía las mías para tener otra vez el orgasmo mas excitante y caliente que nunca pude imaginar.
No me bastaba, quería mas, y mas. Hubiese deseado ser un ave y echarme a volar cruzando el cielo para llegar a su balcón y entrar por esa ventana, y abalanzarme sobre ella como un desquiciado violador de vírgenes.
Eché a llorar, por la impotencia de no poder hacer nada, y cuando mas rabia sentía dentro de mi, mas deseos ardientes crecían. De pronto la vi tb llorar frente al espejo, seco sus lagrimas y cubrió su rostro con las manos, aquellas diminutas manos que tanto deseaba yo tener encima de mi piel.
Fue a la ventana y corrió las cortinas, apago la luz.
Y me sentí morir.
(CONTINUARA)
CIELO INMENSO
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