domingo, 11 de marzo de 2007

UNA HISTORIA.........


Una historia sin terminar

Salí a la calle y me esperaba un aguacero torrencial, para cabo de males el viento arreo con mi paraguas justo cuando estaba cruzando la calle y velozmente cruce tratando de alcanzarle, fue a parar debajo de tus pies, con ellos detuviste su vuelo, me agache a levantarlo y ahí me encontré con esos ojos tan bellos, tan profundos que me penetraron el cuerpo y el alma, fue una fracción de segundos en que nos quedamos mirándonos sin decir nada, de pronto reaccioné y atine a darte las gracias y solo contestaste con una enorme sonrisa que te ilumino ese rostro tan angelical y demoníaco a la vez.
Presurosa proseguí la marcha hacia el consultorio del odontólogo porque tenia cita y no quería llegar tarde, antes tendría que pasar por la tintorería a dejar un traje de mi padre.
Cuando llegué al edificio tome el ascensor y antes que se cerrara la puerta, sentí una voz pidiendo la retención, y ahí estabas otra vez frente a mí, acaso no es como dicen que el mundo esta lleno de casualidades, y esta seria tal vez una más. Apreté en noveno y vos, el décimo, que cerca que estábamos, esos segundos frente a frente parecían interminables, cuando vi que con tus manos presurosas, apretaste todos los botones del elevador y se quedo parado a medio piso y con las puertas cerradas, me miraste esperando mi queja, mas no lo hice, seguí mirándote atónita, sin saber que decir ni que hacer, cuando te abalanzaste sobre mí, como sabiendo que era lo que te estaba pidiendo, y comenzamos a besarnos, dulce y deliciosamente, hasta que pasaron a ser besos arrebatados de ardor, nuestras lenguas se entrecruzaban en una vorágine de fuego y deslizaste tu mano por medio de mi entrepierna, para luego introducirla dentro de mi pantalón, llegando al lugar ansiado desde mi interior, y con tus dedos presurosos comenzaste a masturbarme, deliciosamente, extrayendo entre tus dedos mi jugo sagrado, conmocionada por tus besos, atontada sin atreverme a nada, pero queriendo todo lo contrario, dirigí mis manos al lugar deseado por ti, y ahí comencé a tocar tu sexo, a acariciarlo con mas fuerza hasta que logre excitarte mas de lo que estabas y sin darnos cuenta nos estábamos masturbándonos al unísono, para llegar al clímax al mismo tiempo, apretujándonos y moviéndonos como si quisiéramos atravesarnos hasta lo mas hondo de nuestro ser. Nos quedamos unos instantes así sin decirnos nada, hasta que me levantaste la cara y me diste un beso tierno, suave y sensual que estaba otra vez excitándome, pero te apartaste, tocaste los botones del ascensor y el mismo volvió a funcionar, no dijimos nada, solo nos mirábamos, al llegar al piso noveno salí del elevador y me di vueltas para mirarte y ahí volviste a sonreírme, y creí derretirme entera, quería volver a entrar, pero no lo hice, tuve miedo, y vos vos tampoco hicisteis nada.
Entre al consultorio y cuando el odontólogo me atendía y no hice ni caso a las cosas que me estaba comentando, solo pensaba en la fracción de minutos que compartimos en ese bendito elevador.
Después de la consulta salí a la calle, y cuando estaba cruzando para ir a la otra esquina a tomar un taxi, creí verte, no estaba segura, tenia tu misma gabardina verde oliva y los jeans azules, trate de alcanzarte para ver si no estaba equivocada, y de pronto de la nada apareciste frente a mi nuevamente, y nos cruzamos en miradas picaras, cómplices de lo sucedido ahí adentro en un edificio, sin perturbaciones y sin mas murmullos que nuestros gemidos de placer. Volvimos a mirarnos y pasaste junto a mi de largo y yo hice lo mismo, quería llamarte, tomarte del brazo y llevarte adonde sea, quizás al mismo infierno, pero no tuve valor, te deje ir camine unos metros y me di vueltas para ver si volvíamos a mirarnos, mas solo lo único que divise fue tu espalda de ángel alejándose. Guarde en mi tus ojos y tu sonrisa como un tesoro, el cual saco de la caja de los deseos en las noches solitarias, solo en esas noches cuando me acuerdo de vos

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