PAMELA LA MIRONA
Alguna vez conté que Pamela es nuestra cliente mas habitual, ya que requiere venir seguido al salón de belleza, pues le gusta estar siempre presentable, además que sus dos trabajos lo requieren: ser bailarina de caño a la noche y "acompañante" de día.
En una de esas visitas me contó su historia:
Estaba en un bar a media tarde, haciendo tiempo porque esperaba un llamado para acompañar a cierto señor a un cóctel de empresarios, cuando lo vi entrar a el, alto, rubio, bronceado, atlético, a través de su camisa blanca podía percibir esos buenos abdominales. Su perfume flotaba en el aire, me cautivaba tanto como su masculinidad, lo miraba casi de reojo y el me contesto con una sonrisa. Se sabia un ganador, y yo presa fácil, ese tipo de hombre me volvía loca, y últimamente esos no requerían de mi "compañía" en cambio si Sres., mayores, obesos, calvos, arrugados, que pagaban bien por una buena encamada.
Pensé en el, me veía en la cama, sentía el calor, hervirme la sangre, y esas ganas de hacerlo mío. Esa boca quería arrancársela a mordiscones, y devorármelo todo como hacia tiempo que no lo hacia con un hombre de verdad:
Me sentía tan caliente, que comencé a mojarme, de solo "ratonearme" con el, lo seguí mirando, pero el estaba absorto en su café, y una revista entreabierta. De pronto entro alguien, un chico joven, no muy lindo pero de buen cuerpo, se sentó muy cerca, luego al verlo se fue a su mesa, pensé ahora menos podré conquistarlo, charlando con su amigo ni se ocupara de mi.
Al cabo de unos minutos el rubio fue al baño, me sentía inquieta, no volvía y la espera era larga, al entrar unas cuantas personas al local, y cuando me descuide vi desaparecer al nuevo chico.
Haciendo uso de una locura que paso por mi mente, me dije porque no? Me levante y me dirigí al baño de hombres, espié y no vi nadie en los lavabos, así que entre, no los vi, pero de uno de los baños con la puerta cerrada sentía ruidos.
Entre al baño contiguo, me descalce y me subí al inodoro, y desde arriba pude ver lo que mi mente en ese momento dudaba, y que ya me aclaraban las imágenes, estaban en una batalla de posesión, besos, caricias, manos ligeras que tocaban, y se enredaban. Cuando vi que el chico mas joven saco de su pantalón su miembro, erguido, rosado, esperando explorar una flor abierta para el. El rubio agachado contra el inodoro con sus brazos contra la pared, espero ser penetrado con fuerza , se tocaban, se besaban, eran un torbellino desesperado de besos, abrazos, gemidos, extasiada y cachonda, me quede perpleja viendo el acto inesperado y que nunca pensé ver.
Sigilosa, seguí ahí arriba parada, aunque mis pies se cansaban no me importo ser participe anónimo de sus actos, y sin darme cuenta comencé a tocarme, esa escena me excitaba, dos hombres guapos y aparentemente varoniles tenían sexo en un baño, me pareció cada vez mas excitante cuando comenzaron a gemir, y tuvieron los dos sus orgasmos, y yo acompañándolos en mi juego tuve necesidad de tocar mis pechos, hurgar en mis pezones, y con la mano en el clítoris buscar el maravilloso “puntoG” para acompañarlos con mi orgasmo, siendo cómplice de su encuentro a escondidas.
CIELO PROFUNDO
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